Yo no sé por qué, pero el campamento me tiene trastornado. Falta una semana para salir y ya tengo la mochila pronta.
Cada vez que entro en mi dormitorio la miro, la toco, la abro, la cierro, porque le encuentro un no sé qué de misterioso, de fuerza de atracción…
Anoche, antes de acostarme, sentado en mi cama, la estaba mirando con tanto cariño e ilusión que comencé a hablar con ella.
- Falta solamente una semana, ¡qué largo se me hace! Quisiera estar ya saliendo, contigo a mis espaldas.
- ¿No te preocupa mi peso?
- De ninguna manera; solamente te he cargado de cosas necesarias y no de tantas cositas inútiles que te pone un pie tierno…
- Entonces, ¿me llevas con gusto?, ¿no te molesto?
- Por supuesto que no y, aparte, te aprecio enormemente porque eres no sólo útil sino indispensable en mi vida scout.
- Es cierto que a veces te vuelves pesada, sobre todo cuando se trata de subir un cerro o cuando los kilómetros pareciera que nunca pasaran… Pero también qué agradable es abrirte y sacar el alimento que mi cuerpo reclama.
- Me alegro de que pienses así, y ya que me aseguraste que no soy cargosa quiero decirte algo que te va a ser muy útil en la vida…
Ni qué decir que abrí ojos y oídos para no perderme nada de lo que me diría la mochila.
Ella siguió:
- Todas las cosas hablen, hasta esta vieja mochila, tu compañera de tantas aventuras…; mejor dicho: Dios, por medio de esta vieja mochila, quiere comunicarte algo. Te felicito por tu buen criterio en prepararme con un orden de valores; esfuérzate por ir cargando la mochila de tu vida siempre de cosas útiles, pues ya no eres un pie tierno en la vida.
Tu has tenido en cuenta ciertos valores; primero las cosas más necesarias, luego las menos, y en cuanto a las superfluas…, ni siquiera pensaste en ellas, porque te estorbarían.
En la vida deben estar primero los valores espirituales. En cambio, ¿no te fijaste cómo los hombres buscan antes lo material y entran en una carrera enloquecida por ver quién tendrá más y mejor? Como si la persona valiera por lo que tiene y no por lo que es…
Jesús, nuestro hermano mayor, nos lo dijo: “Busquen primero el Reino de Dios, que las demás cosas vendrán por añadidura”. Y el Reino de Dios lo buscas cuando te esfuerzas por ser un buen scout, cuando la ley scout significa algo en tu vida, porque la ley scout es una fotografía del Evangelio de Jesús y no queda solamente en papel sino que te esfuerzas por convertirla en vida y hacerla carne de tu carne.
A veces pesa un poco, como yo, pero siempre vas a encontrar en ella lo que tú necesitas para ser feliz y para tener fuerza.
Trata de desechar en tu vida todo aquello que sea ordinario, bajo, rastrero, que sólo sirve para impedirte el caminar hacia Dios…, como las cosas superfluas de tu mochila, que son inútiles y estorban para la marcha.
A veces tendrás que luchar contra viento y marea, pero ten ánimo porque tu hermano scout, Jesús, te acompaña y te ayuda a llevar la carga y luego te servirá de agradable descanso…
¿Te acuerdas cuando caminamos esos diez kilómetros?...
- Sí, nos sentamos y tú me serviste de blanda almohada…
Te confieso una cosa: me dejaste pensando… y desde ahora te quiero más que antes porque no sólo me sirves para llevar cosas, sino que hasta resultaste ser mi maestra…
- Gracias, y… hasta mañana.
(del libro “Cristo y el Scout” de Carlos Kunitzki, c.m.f.)
Tortuga Alegre