Anoche, mientras yo hablaba con la mochila, no caí en la cuenta de que el bordón estaba apoyado en el rincón, detrás de ella, silencioso, mudo, elocuente a la vez, con sus tatuajes y adornos…

Pero hoy cuando me levanté…

- ¡Hola!...

- ¡Hola!...

- Anoche, cuando estabas hablando con la mochila, escuchaba complacido porque veía en ti un scout simple y sencillo, capaz de admirar y, por tanto, capaz de escuchar.

De veras que no esperaba que el bordón interviniera en mis cosas, pero, aunque estaba apurado, me quedé escuchando porque ha sido mi compañero en muchas oportunidades.

El continuó:

- ¿Te fijaste cómo los muchachos de hoy tienen poca capacidad para admirar? Viven muy apurados. Créeme, esto es malo… Lo que les importa es ir picoteando de una cosa en otra, ir a la caza de novedades, y por eso ni admiran, ni escuchan… y tampoco encuentran a Dios, que se complace en estar oculto en las cosas y ser descubierto, como si le gustara jugar a las escondidas…

¿Te acuerdas de lo que decía Baden Powell? “Hay dos grandes libros que siempre debemos leer:

-- La Biblia

-- Y el libro de la naturaleza…”

Y, sin embargo, ni uno ni otro leemos…

Viven en otra onda, arrastrados por la corriente del nerviosismo: baile, inglés, música, chicas, barra, TV, cine… y no tienen tiempo ni humor en el día para pensar, entrar en ´si mismos, admirar; tampoco para orar, porque no le encuentran razón; y es natural, a Dios se lo halla en la paz, en la serenidad y sosiego, y ellos viven en un mundo muy agitado.

Ayer, cuando la mochila te hablaba de los valores espirituales, estuve a punto de interrumpirlos, pero me aguanté; hoy te lo quiero decir.

Para mantenerte dentro de los valores espirituales es necesaria una cosa: un bordón en la vida, la oración…

La oración, comunicación con Dios, es la fuente de la energía que necesitas para no dejarte arrastrar por la corriente; ella te va a dar fuerzas para que la ley scout sea para ti una ayuda positiva en la vida y no letra muerta…

- Verdaderamente yo rezo poco - le confesé avergonzado…

- No hacerlo es forzar y violentar la naturaleza humana.

Jesús nos dice que Dios es nuestro Padre, y qué cosa más natural que el hijo hable con su padre…

¿no lo crees?; hasta sería un pecado no hacerlo…

Dios no tiene lugar ni horario; por tanto, pueden hablar con él en cualquier sitio y tiempo. Lo importante es que te acuerdes de hacerlo…

Era en la sierra; yo estaba contigo en aquella oportunidad; tarde serena, todo era paz… Realmente, algo portentoso; el sol se estaba escondiendo y pintaba de anaranjado todas las cosas…

En esos momentos yo hacía de arco de fútbol, pero me olvidé del partido y de mi oficio, y me quedé embelesado por los que pasaba a mi alrededor…, y ustedes… nada; claro, estaban muy “ocupados” y no podían ver ni oír. Esa contemplación era para mí toda una oración…

Compañero mío; trata de “hacer silencio con frecuencia en tu alma y ponte a charlar con el Amigo, así como cunado hablabas ayer con la mochila, con toda sencillez y franqueza. Ese Amigo nunca te va a fallar y siempre va a estar atento a tus palabras. Ello te va a ser útil, muy útil, para que llegues a ser un verdadero scout.

El bordón se calló; yo me fui, pero antes de salir le dirigí una mirada que era mezcla de gratitud y alegría…  

 

 

(del libro “Cristo y el Scout” de Carlos Kunitzki, c.m.f.)

 

Tortuga Alegre

 

 

 


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