El 18 de Julio de 1901 nace en Ingeniero White Alfredo Leoni. A los pocos meses su familia se muda hacia la creciente ciudad de Punta Alta donde el pequeño Alfredo, en 1915 integra la pandilla de niños que darían vida a la Patrulla Lobo Marino, y con ella a la Compañía de Scouts Navales Almirante Guillermo Brown.
Precisamente el 5 de julio ingresa como Guía de Patrulla y de los archivos de la centenaria Institución extraemos los siguientes datos biográficos:
6 de setiembre de 1915 – asciende a scout de 3º clase.
10 de octubre de 1916 – asciende a scout de 2º clase.
14 de noviembre de 1917 – asciende a scout de 1º clase.
12 de octubre de 1920 – asciende a ayudante scout.
15 de setiembre de 1921 – asciende a maestroscout.
1940 – asciende a maestro scout naval.
Podemos decir entonces que su vida como scout la desarrolló en permanente superación personal, y de esta manera ayudó al crecimiento de la Institución Scout, y a que numerosos scouts conocieran el scoutismo naval, y se formaran como hombres de bien a través de los valores que la Institución promueve.
El 21 de marzo de 1954 deja la institución por mudarse lejos de la ciudad, y el 2 de enero de 1985 fallece en Tandil, ciudad que lo acogió como hijo propio en los años de su vejez.
Durante muchos años fue presidente de la Asociación de Básquetbol de Punta Alta. Fue profesor de la Escuela Industrial, hoy Escuela de Enseñanza Técnica Nº1 de Punta Alta.
Ingresó a la Armada Argentina, otra carrera que abrazó con entusiasmo y responsabilidad, llegando al grado de Suboficial Mayor Oficinista Naval.
Se casó con Doña España Lemus, tal vez la primera dama en ser Maestroscout de Argentina, de cuyo matrimonio naciera Zaida Fanny Leoni, siendo la primera Guía Scout Naval de nuestro país.
Toda una vida vivida con pasión y al servicio de los demás. Formador de ciudadanos de bien en su terruño, embajador del Scoutismo Naval cada vez que le tocó vivir fuera del país. Un hombre ejemplar a imitar, guía de los Scouts Navales de Puerto Belgrano y Punta Alta.
Aquel que ante un arbitraje poco imparcial en un partido de básquetbol que les dificultaba el triunfo, les dijo a sus dirigidos: “Más vale una derrota con honor, que un triunfo mañoso”.
Han pasado años de que dejara nuestra ciudad de Punta Alta, la que lo viera crecer; pero todavía encontramos a alguno que con cariño recuerda al Maestro Leoni cuando con su Ford A negro hacía sonar su bocina “¡Wa Wa Wa!” en la calle al cruzar a alguno de sus scouts a la vez que se escuchaba estridente un “¡Buen Día Maestro! ¡Siempre Listo!”
Tortuga Alegre