Un domingo del año 1915, las patrullas de la incipiente Compañía Scouts Navales Puerto Militar, iniciaban la reunión del día, presidida por el Ingeniero Fischer, su creador y primer jefe.

La sede provisoria de los Scouts era un aula de la Escuela Nacional Humberto 1º, cedida gentilmente por su entonces Director, el Profesor Guiñazú.

Al marcar la 1 de la tarde las agujas del reloj del Jefe, el Guía Leoni comenzó a pasar lista de “presentes”:

-¿Capitán Fischer?

-¡Presente, con!

(la adición “con” al “Presente” significaba que abonaba la “cuota” correspondiente a esa reunión, 10 centavos)

-¿Guía Leoni? (por auto contestación, al ¡Presente!, una disimulada sonrisa y el “con” respectivo.

-¿Cabo Blind?

-¡Presente, con!

-¿Cabo Roche?¿Aspirante Verdini?, etc.

La “cuota”, era la única contribución “voluntaria” de las casi cuatro patrullas ya integradas.

El administrador y depositario de dicho fondo era el Capitán Fischer (Título que correspondía en aquel entonces, al actual Maestroscout).

Como por lo general los gastos que se cubrían con ese fondo, excedían a las recaudaciones, no obstante siempre estos existían en cantidades que no comprobaban exactamente los rubros contables del “debe” y “haber” del libro que escrupulosamente llevaba personalmente el Jefe.

Un día que este quiso exponer el estado de cuentas pues, en uso de la licencia anual iba a ausentarse por el período reglamentario hacia la Capital Federal, al hacer entrega de la Jefatura de la Compañía al Guía Leoni, entregaba igualmente los fondos de la cuenta “Cuotas Scouts” ante la comprobación de que, a pesar de los gastos realizados en los rubros correspondientes a dicha cuenta: leche, pan, gaseosas, golosinas; el saldo existente a esa fecha, correspondía al total recaudado desde la creación de la Primera Patrulla, es decir, no figuraba ningún gasto. Hizo exclamar al Cabo Roche ¿Cómo había hecho para que, a pesar de los gastos realizados durante todo ese tiempo, el fondo se mantuviera intacto?

El Ingeniero Fischer, con su proverbial sutileza dijo: Ustedes saben que todo dinero depositado en “Caja de Ahorros”, produce interés, este es el porqué de este estado de cuentas.

El fondo entregado en esa oportunidad, era de $ 154,65 mucho más de lo realmente recaudado por las cuotas scouts.

Iniciada la clase de prácticas Scouts correspondiente al programa preparado para el día de la fecha (nudos marineros, señales con banderolas a brazo, primeros auxilios, uso del pañuelo scout como venda triangular, entablillado, transporte de heridos en camillas preparadas con coligües, sogas, pañuelos y blusas de uniforme scout, repaso del Código de Honor Scout, las tres Promesas, etc. El Jefe de la Compañía previa consulta con los Jefes de Patrulla, resolvió realizar un paseo a pie hasta el entonces denominado “Potrero de Ortiz”, situado entre las vías del ferrocarril del sud, y los polvorines.

El día predisponía a caminar, estábamos en primavera, y nada mas agradable para el que ama la naturaleza en todo su esplendor, que esa estación del año, y en Puerto Belgrano.

La Compañía se puso en marcha, precedida por el Jefe, escoltado por un señalero.

Dado que en dicha época aún no se disponía de elementos para la preparación del mate cocido, y en conocimiento de que a la altura de la casa alojamiento del Señor Comandante de la Base, a la hora en que la Compañía se encontraría por esas inmediaciones (un cálculo hecho en base del tiempo posible a emplear siguiendo un ritmo concebido de marcha) pasaba todos los días a esa hora de la tarde un lechero, quien surtía a familias radicadas en la Base, los Scouts llevaban en su cinturón un jarro, y en la mochila pan.

La marcha hacia el lugar indicado, se inició al compás de la canción de ruta “En Marcha” que, escrita letra y música por el Ingeniero Fischer, decía así:

 

Al vibrar de la corneta

y al redoble del tambor

la patrulla va marchando

rebosante de vigor.

 

Las canciones entonadas durante las marchas, tienen la virtud de disimular el cansancio, evitar las discusiones, inevitables entre los caminantes y por sobre todo, mantener en todos, el espíritu de aventura, que en muchos casos infunde la letra de la canción que se entona.

Ya la columna, se encamina por el sendero que conduce a la quinta de frutales de la Base, la sombra protectora de los árboles, estimula al ritmo de la marcha.

El perfume que se desprende de los eucaliptus y aromos en flor, invitan a aspirarlos ávidamente, la canción de ruta continúa en los labios y gargantas de los Scouts, guiada por la grave voz del Capitán, ante el titubeo de los coristas:

 

Y cruzando las praderas

mientras vive días de sol

su canción va entonando

al latir del corazón.

 

La columna a contorneado la plazoleta existente en las cercanías de la Casa del Comandante de la Base, y ya se divisan los techos rojos de la misma, emergiendo entre la arboleda que la circunda.

De pronto es avizorado el carro del lechero Señor Goñi, se ordena ¡Alto! a la Compañía, y rompiendo filas, sentarse a la vera del camino, bajo la sombra de los añosos eucaliptus.

Previa consulta, si disponía de leche para el Grupo Scout, ante la contestación afirmativa del proveedor, se distribuye el vital alimento, que, juntamente con el pan, es degustado ávidamente por los Scouts, sirviendo este sencillo refrigerio de reparador elemento para el organismo de los mismos. Después de un breve descanso, que es utilizado para realizar prácticas Scouts; se ordena integrar la formación, y continuar la marcha.

 

El Scout Argentino

es niño educado,

correcto, ordenado,

valiente y cortés.

 

Dice el coro de la canción “En Marcha”

Para matizar el ritmo musical de la caminata, se ordena, silbar la “Marcha de San Lorenzo”. Previamente ensayada esta hermosa marcha, se realizaba su música, divididos los ejecutantes en, canto y acompañamiento, siempre interpretada silbando, lo cual produce un interesante efecto musical, con más buena voluntad, que entonación, pero, de cualquier modo agradable.

En esta forma, alternando canciones e interpretaciones a base de silbido, se cumplía con otra importante misión Scout, encausar al niño en la noble práctica de la música, que ennoblece el alma, educa el sentido, y mantiene alegre el espíritu. Un pueblo que canta, es un pueblo alegre y sano, alguien compuso este axioma, de notable realidad.

Llegados al punto de destino en esta breve excursión, luego de los saludos amistosos al Señor Ortiz y familia (este paseo no era el primero realizado a esta lugar) por lo general el dueño de casa invitaba a los Scouts a montar a caballo (en este establecimiento se criaban equinos para uso de los distintos servicios de la base). También les enseñaba como enlazar y ensillar y otras faenas conexas, lo que constituía el aprendizaje de nuevas prácticas en el bagaje  de útiles conocimientos que debe saber un Scout. Luego de desarrollar prácticas scoutistas, así como el reconocimiento y estudio de la flora y fauna salvaje del lugar, dado que la tarde llegaba a su fin, el Jefe de la Compañía ordenó el regreso.

El día auspicioso bajo todo punto de vista había proporcionado a los Scouts, alegría y saber.

El sol que había desplegado durante toda la jornada su primaveral esplendor, estaba escondiéndose en el poniente, dando paso a un atardecer que parecía, por la policromía de colores, un cuadro que se hubiera escapado de su marco terreno, para desparramarse en el cosmos.

Iniciada la marcha hacia nuestra provisional Sede, los humanos sones de la canción de ruta, poblaron el espacio lugareño:

 

El Scout siempre risueño

culto rinde a la virtud

el dominio de si mismo

le conserva la salud

y flexible, sano y fuerte

por la higiene corporal

va plasmando su cerebro

en la sana idea moral

 

Las primeras luces del alumbrado público, nos indicaban allá a lo lejos la proximidad de las casas de la población.

Durante un intervalo de la canción “En Marcha”, se entrelazaron comentarios del agradable paseo que estaba finalizando ese día. Al mismo tiempo, recordaban los anteriormente cumplidos a dependencias y buques de la Base, Colina Doble, Las Lomas de Punta Alta, Arroyo Pareja, Playa de Pescadores, todos interesantes e instructivos, pues el contacto directo con la naturaleza, siempre ofrece enseñanzas al ser humano, principalmente en la niñez.

Ya arribados a las proximidades de la “Casa del Almirante”, la profusión de luces de las casas habitación y de las avenidas ofrecía un hermoso espectáculo, en conjunción con los primeros atisbos de la noche.

 

Como buenos patriotas

con orgullo y con valor

mantendremos bien al tope

la bandera bicolor

La bandera azul y blanca

que Belgrano un día nos dio

esa enseña que Falucho

con su sangre defendió

 

Así finalizaban las ultimas estrofas de la canción de ruta, y ya nos encontramos en la primer meta de nuestro regreso del paseo, la Escuela Humberto 1º a la que al día siguiente, todos concurriríamos con doble afecto de ser nuestra escuela, y a la vez Sede de la Compañía Scout, Luego de las reiteradas indicaciones que nos hacía el Jefe de la Compañía acerca del comportamiento en la calle, muy importante, porque ello da una real imagen del Scout. Con un -¡Hasta el próximo Domingo! Nos despedíamos del Jefe, para dirigirnos, con la alegría propia de buenos hijos, a nuestros respectivos hogares.

Las luces de Punta Alta nos recibían como trasuntando también su alegría, éramos hijos de esta modesta, pero simpática población, a la que honrábamos constituyendo el Primer Cuerpo de Scouts Navales de nuestro país, y de toda Latinoamérica.

Alfredo Leoni

 

 


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