En los albores del Scoutismo Naval, y por que no del Scoutismo en general, El Capitán Armando Fischer, un visionario como pocos, supo reunir capacidades y voluntades para que aquellos Scouts Marinos del Puerto Militar, tuvieran una publicación que les acercara textos que despertaban la curiosidad, las ansias de aventuras, y la formación en valores.

Hablamos de 1925, una época donde muy poco material escrito estaba al alcance de los niños y jóvenes, más allá de los libros escolares o algún periódico local o regional.

El Capitán Fischer, en septiembre de ese año realizó el Boletin Scoutista Teru Tero para difundir las actividades de sus jóvenes bisoños, para difundir el scoutismo, y “casi sin querer, se confirmó definitivamente como un embajador del Scoutismo Naval en el mundo.”

Hoy nos toca a algunos, seguir aquella épica obra, y sobre el prestigio que naturalmente ella conlleva, tratar de difundir el Gran Juego para que alcance a la mayor cantidad de niños y jóvenes posible en el mundo.

Estamos viviendo días de gratas sorpresas; y releer aquellos escritos, apuntes de nuestros tiempos de patrulla, viejos libros scouts de tapas ajadas y oscurecidas por el tiempo, nos traslada a aquellas vivencias y nos hace tratar de contagiar a nuestros lectores con el espíritu scout que nos guía.

Una fría tarde de invierno nos invita a escribir o editar una nota de playa y verano o de arroyo y sierra. Pero una cálida noche primaveral, nos empuja a pensar en nuestra próxima salida a remar con los lobatos o los scouts; o tal vez a escribir algo sobre como construir balsas para atravesar ese riacho y descubrir nuevos horizontes corriente abajo. 

Hace pocos años tomamos la posta de aquellos precursores en esto de publicar artículos de interés para scouts y hoy parece que vamos por buen camino; ya nos han visitado y nos siguen lectores de más de 60 países del mundo. Y con estas cosas de la tecnología sabemos que nos traducen a varias lenguas para comprender lo que escribimos, y ofrecemos.

El Boletín de la Actividad Scout Teru Tero, tomó su nombre de aquella pequeña ave que, por su naturaleza, está presente para todos los que habitan en sus cercanías. Su canto se escucha bien temprano por la mañana, en el atardecer, y aún durante la noche, cuando siente que algún peligro acecha su nido. Si hace calor canta, si hace frío canta, si llueve canta, si está calmo canta… 

Como lo hacemos los scouts; cantamos a la vida, porque la vida nos regala siempre maravillosos momentos. Y sabemos cómo disfrutarlos.

Todo comenzó en la primavera de 1925, y hoy a 100 años de aquella prometedora estación, seguimos cantando como el tero.

Felices 100 años a los que han sido y a los que son parte de esta aventura mágica que es el Teru Tero.

¡Siempre Listo!

Tortuga Alegre  

 

 


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