Empleo del hacha


Si bien nuestro oficio no es el de leñador, en los campamentos scouts, el hacha resulta tan necesaria como el fuego. Es una herramienta de múltiples usos, y que tiene su propia manera de entenderse con quien la utiliza. Los invitamos, pues, a conocer o recordar a esta aliada del campamentista; sus cualidades, sus exigencias, los cuidados que espera, su acción, en fin, tesonera y eficaz.
El hacha canadiense, también llamada “alemana tipo vizcaíno” o “americana”, posee la particularidad de tener un mango de doble curva, que proporciona dos ventajas: en primer lugar, el sostenimiento del hacha es más firme; en segundo lugar, el empleo de dicho mango mejora notablemente el rendimiento del esfuerzo muscular y permite mayor precisión en el corte.

 

Problemas


Dos son los inconvenientes que pueden presentarse en campamento con respecto al hacha.


1)    Rotura del mango: Generalmente se debe a la excesiva fuerza con que se impulsa el hacha en su trayecto hacia la madera. Es un error muy común. Por el contrario, el hacha ha de cortar por su propio peso.
La zona más vulnerable del mango se ubica de ordinario en las cercanías del talón. El primer paso a dar para cambiarlo consistirá en retirar la parte de la madera que ha quedado en el ojo. La solución es sencilla:
     a-    Se hunde el hierro en tierra húmeda, dejando sobresalir solamente el ojo.
     b-    Se construye un fuego en pirámide por encima, de manera que la combustión carbonice el trozo de mango quebrado y posibilite su retiro. La tierra mojada impide que el corte se destemple.
El segundo paso consistirá en el ajuste del nuevo mango. Para ello debe disponerse de una pequeña cuña de madera o de hierro (las hay muy buenas en el comercio), que se introducirá en la ranura previamente cerrada. Se golpea luego la cabeza de la cuña contra un tronco, sosteniendo el hacha por el mango, cerca del hierro. Al comienzo ha de golpearse suavemente, para luego aumentar la intensidad a medida que la cuña penetre.
Nota: La acción de dicha cuña puede ser reforzada, ya sea hundiendo otra más pequeña de hierro, en cruz con la madera, o hundiendo dos tornillos cortos y gruesos en el cabo, de un lado y de otro de la cuña.

2)    Afloje de hierro: Todos los hierros enmangados con cuñas de madera o de metal terminan por desmangarse. Solo raramente y con mucha práctica puede hacerse un acuñamiento perfecto. El mejor método para volverlo a ajustar parece ser el de dar un baño de aceite a la espiga antes de colocarlo. La dilatación de la madera seca permite un ajuste satisfactorio. Por lo demás, cuando se trata de un hacha que no se ha utilizado durante semanas o meses, bastará con ponerla en agua durante dos o tres horas para que la madera se hinche y ajuste.

 

Conservación del hacha

El hacha es un instrumento al que deben dársele los cuidados necesarios para que conserve su eficacia:
1)    Acabamos de ver cómo se ha de proceder cuando el mango se afloja. Ahora bien, los mangos presentan una parte más o menos puntiaguda en el extremo opuesto al hierro. Si no se tiene cuidado, los golpes de esta punta sobre un tronco cualquiera, al querer ajustar el hierro, pueden astillar el mango. Por consiguiente, conviene cortar un trozo de esa punta para que los golpes den sobre una parte plana.
2)    Para que el mango guarde su resistencia, es necesario que mantenga su elasticidad. Es aconsejable frotarlo periódicamente con aceite de lino. 
3)    Es muy común que, al usarla, el hacha quede mojada en su parte metálica (agua, rocío). Para evitar la oxidación conviene secarla después de cada uso y engrasarla al terminar el campamento (puede servir, también, la vaselina).

 

Como afilar el hacha.

Antes de dedicarnos a los distintos métodos de afilado del hacha, quisiéramos recordar un detalle indispensable: el corte o filo no ha de ser ni muy obtuso ni demasiado agudo. El primero puede servir únicamente en caso de madera muy verde. El segundo presenta el inconveniente serio de debilitar la consistencia del hierro y hacer más fácil las melladuras. El filo normal está en un justo equilibrio de ángulo.

Métodos

1)    Piedra circular: Es muy común ver afilar el hacha en piedras giratorias de alta velocidad. Es desaconsejable desde todo punto de vista. Lo conveniente será –si se desea emplear piedra giratoria- utilizar las piedras de agua, especiales para afilar herramientas; llevan menos velocidad y puede mantenérselas continuamente mojadas, algo para tener en cuenta, ya que el metal se destempla con facilidad al calentarse demasiado.
Para efectuar el afilado se procederá así:
     a)    Se sostendrá el hierro con las dos manos, los pulgares por debajo y los demás dedos presionando el hierro sobre la piedra, lo más cerca posible del filo.
     b)    Calcular el ángulo de inclinación del hierro con respecto a la piedra.
     c)    Presión uniforme y calculada del hierro sobre la piedra. 
     d)    Desplazamientos laterales del filo sobre la piedra de afilar.

2)    Piedra horizontal al aceite: Es el método más indicado para obtener un filo perfecto. Después de echar dos o tres gotas sobre la superficie de la piedra, se “pasea” el filo a lo largo de ésta con movimientos circulares. Para dicha operación puede sostenerse la piedra con la mano izquierda y efectuar los movimientos con la derecha. Es importante tener en cuenta el ángulo indicado anteriormente para el filo.
Aun cuando se haya empleado otro método es necesario terminar el afilado con una pasada por la piedra de aceite. En el comercio las hay de diversos “granos” (fino, mediano, grueso).

El hacha en acción

La herramienta puede ser óptima, su preparación correcta, pero si falta habilidad para usarla, de poco servirá. Con algunas indicaciones precisas y sobre todo con bastante práctica, se llega fácilmente al uso eficaz del hacha.
1)    El trozo de leña a cortar no se ha de atacar nunca perpendicularmente a su superficie. El ángulo de corte ha de ser de unos 60º.
2)    Golpear luego alternadamente a izquierda y a derecha del corte. El primer golpe sirve para levantar la astilla y el segundo –perpendicular a este último- para cortarla. Es evidente que a medida que el tajo se hace más profundo, los golpes han de ser más numerosos de cada lado.
3)    El apoyo del tronco que se desea cortar es de singular importancia.
     a.    El suelo, al no ser consistente, amortigua el golpe e impide el corte.
     b.    Apoyar una de las puntas del tronco en otro y golpear en su centro tampoco es solución, ya que al encontrar el vacío debajo, oscila y se balancea.
     c.    Sólo si se apoya la madera que se va a cortar sobre un tronco y se efectúa el corte en el punto opuesto al de apoyo, lograremos salir adelante y sin mayores dificultades.
4)    Puede prescindirse del apoyo cuando la rama no es demasiado gruesa. Se sostiene la leña con la mano izquierda en el aire, en sentido vertical y se golpea oblicuamente un poco debajo de la línea de corte. Después de dar media vuelta a la madera en la mano izquierda y de un segundo golpe encima de la sección a cortar, resultará fácil separar los dos trozos.
5)    Un recurso muy usado por ignorancia y que está “prohibido” para quien sabe algo del manejo del hacha, es tratar de cortar la leña directamente sobre el suelo. Actuando de esa manera sólo conseguiremos mellar el filo del hacha contra las piedras o arena que casi siempre se encuentran mezcladas con la tierra. Está igualmente contraindicado servirse de un bloque metálico o mineral para apoyo de la madera a cortar.
6)    Es exponerse a recibir heridas graves mantener la madera con el pie o con las manos, del lado hacia el cual se puede deslizar el hierro del hacha.
7)    Es conveniente, en tiempo demasiado frio, calentar el filo del hacha en una llama – nunca entre brasas- antes de utilizarla. El metal puede saltar fácilmente bajo la acción de un golpe violento.

Algunas precauciones

Además de cuidad el hacha, debemos cuidarnos a nosotros mismos para que todo salga como se desea y sin contratiempos.
Así, por ejemplo, para llevar el hacha de un lado a otro hay que tener en cuenta lo siguiente:
1)    Es una acertada costumbre usar una funda para el hacha. Puede ser de cuero o de plástico flexible y grueso. Además de proteger la herramienta es una buena prevención contra eventuales accidentes.
2)    Un error muy difundido: llevar el hacha sostenida por el mango del lado opuesto al hierro. Cualquier descuido puede causar un mal rato al quedar el hierro libre y sin control. Para evitarlo hay dos soluciones:
     a.    Tener el hierro en la mano y con el filo hacia adelante.
     b.    En caso de necesitar las dos manos para otro menester, colgar el hacha en el cinturón scout, detrás. Jamás ha de ponerse delante, ya que un simple traspié puede costar caro.
3)    Dejar el hacha tirada por el suelo es inconveniente, tanto para la posibilidad de accidentes como por la conservación de la misma (humedad, óxido). Siempre ha de dejarse clavada en un tronco seco, ya cortado.

Esperemos que al hacer uso del hacha tengan en cuenta estos consejos, y también todos los que hayan recibido de sus respectivos Dirigentes. Hasta la vista, y traten de dejar un poco de leña para los demás.

 
Fuente: Revista “Siempre Listo” – abril 1980

Tortuga Alegre.

 


Boletín - Otros Artículos